sábado, 3 de diciembre de 2011

Dedicatoria / Introducción




Carlos López Dzur
Epica de San Sebastián del Pepino
Edición: KoolTourActiva
2012


* * *

a Helen Santiago Méndez,
Joaquín Torres Feliciano,
María Libertad Serrano Méndez,
Rubén Arcelay Medina,
Walter E. Cardona Bonet,
Ramón Estrada Vega,
Raquel Rosario Rivera,
Laura Castro Cardona,
Horacio Hernández Campán,
Edgardo Nieves Vélez
y Eliut González Vélez,
por sus quehaceres como rescatadores
de la memoria colectiva y su rol de bohiques,
en este pequeño espacio del Caribe
y Puerto Rico: El Pepino


* * *


Dedicatoria ,,,,,,.. 7
Una introducción a la épica de San Sebastián del Pepino.... 12

La épica identitaria
Del pasado
Las Vegas
A Cristóbal González de la Cruz
Y llegaron esclavos
Los tiempos de Fernando VII
Lo que dice tu padre sobre él
Los sueños del Gabriel del Río, 1826-1830
Nos quemaste, Mariana
Jibaritas y criollos
Ha muerto tu rey, Mariana
El Porvenir rebelde
Generación: Los Alers
A Ramón Durand
La muerte mandó un destrozo
Deudores y culpables
Clamores de Joaquín Sosías
La pobreza del pueblo
Tareas de quienes giran la rueda del Destino
Bendición a Aurelio Méndez Martínez
Betances
Los años venideros del post-Grito
Un Casino
Las criollas hermosas
Los burlones posmodernos
Murió Pascasio Lamourt
Fragmentación de la vida pueblerina
El 1898 y la Invasión
A Rafael Mayol Navas / Rafa Te ví
El líder de Los Sucios
La restauración en Guayabal
Lamentación de Moncho Lira
La casa y la invasión de 1898
Discurso del duelero Don Lino
El Caballero Don Primo
Tu corazón generoso, Don Primo
Don Victor Primo medita sobre Don Pepe
Asesinaron a Carmelo
A Mariana, la caraqueña
El fantasma de un rey traidor
El Guayabal en llamas
Se acabó el velorio
Pepino en faldetas
Aquel brazo sangrante
Criollos en Mirabales
Levántate, José Benigno
Doña Dolores pateaba el ataúd
Don Narciso Rabell y los idealistas pioneros
Chilín, Getulio Echeandía y la democracia
La generación irreverente
Era la mejor de todas
Cecilio y su hija
La hermana incómoda
Para matar a la bruja
Meditaciones de Juanito Sacramento
Pepinianidad
Homenaje a Anacleto Arvelo / 4-Esquinas
A Mayito, el Zapatero
Házme fiesta hoy, Cosabella
Doña Monsa la Partera
El romance de Herminio Méndez Pérez
Olga Clavelillo murió de amor
Don Ramón el Zapatero
El negro Atán
La Comadrona
María Peregrina
Para robarse tu luz sonora
María Juana vaga por el campo
La concertista y el coraje
Murió Sandalio La Yegua
Don Aguedo y Juanito Pana
Pelo e'rata
Memorias de Luis Velez
Letrillas de los sepultureros en el Pueblo del Pepino
De la cepa de El Culebrinas
Del cascarón de Juan Evangelista
Dislocación
Eladio Scharrón González
A César Gilberto Torres
Meditación sobre San Sebastián Mártir
Consolidación de la identidad
Sobre su obra




Una Introducción a la épica de San Sebastián del Pepino

Por Rachel E. López Ortiz


Se explica en un artículo reproducido en las revistas «Sequoyah Virtual» y «Hola Puerto Rico», que la «Epica de San Sebastián del Pepino», libro de Carlos López Dzur, consta de 80 poemas y que, desde el primero, se observa la intención del poeta por narrar una 'épica identitaria' sobre el nacimiento de la comunidad pepiniana. «Fundar un pueblo une voluntades. incentiva un colectivo y esa fundación se canta como epopeya. Es momento en la historia para lo épico, había dicho López Dzur al explicar otro libro sobre su pueblo natal, que es el complemento en prosa de éste ['El Pueblo en Sombras'

Escritos y fechados mucho antes de esta edición completa del libro, los poemas circulan desde 1996 en la internet y en revistas. Hay poemas que tienen 30 años de escritos. Otros fechados antes de julio de 1980. También es evidente que utiliza como metáfora central una en que el Pueblo es un Niño en distintas etapas de crecimiento, desarrollo y maduración. Los poemas principales se elaboran alrededor del íconos, tales como San Sebastián Mártir (el cuerpo, Ser, / Dasein) y la Casa de Doña Bisa (lenguaje, símbolos) y sus significados, los que contextualiza a la luz de Michel Foucault (sus teorías sobre anatomopolítica), Jacques Lacan y Martin Heidegger.

«La identidad mentada en el primer poema tiene que ver con procesos hacia la maduración, la integración y la vejez. La sabiduría y logros son experiencias que en sus poemas se explican como fundamentos para vejez colectiva verdadera ya que, distinto a lo que sucede con individuos; «en las naciones y las comunidades, hay fuerzas externas concentradas en romper los consensos, colaboración o sentido de unidad y justicia». En la lucha, en el agoniar colectivo, la vejez es consciencia de ésto que le afecta y, por tanto, conocimiento utilizable, experiencia acumulada, para ayudar a nuevas generaciones.

En su hilación hacia metarrelatos, el poeta irá narrando épicamente tópicos como la presencia histórica de las familias fundadoras, la influencia de la Real Cédula de Gracias, la esclavitud, antes el eco de la rebelión del Capitán Pedro de Loizaga, quien «enseñó el alzamiento, el motín» a la nación emergente para adquirir derechos ante el gobierno colonial, los tiempos de Fernando VII en España y cómo repercuten en Puerto Rico y en Pepino (lo vemos en la estampita poética sobre Mariana Rubio, niña-hija de padre realista conservador que termina desencantado, al igual que ella. La razón para rechazar a Fernando es obvia:

... odió a Simón Bolívar, a Sucre, San Martín,
Itúrbide; odió a Miranda, a Washington,
a uno y todos los enciclopedistas, a Dantón,
y sin faltar ninguno... a jacobinos,
a pobres de La Bastilla…


[«Ha muerto tu rey, Mariana»]

Otros temas que hacen presencia en el poemario son los conflictos sobre tierras y demarcaciones, como en el poema es «Los sueños de Gabriel del Río, 1826-1830», crecimiento y decrecimiento económico y social de Pepino. Hay eventos que él convierte en símbolos: la descarga eléctrica de 1861 que destrozó la imagen del Patrón San Sebastián y una porción del Templo Católico, los incidentes del Grito de Lares (1868) y «los clamores de pánico de Joaquín Sosías, los años de pobreza en el Pueblo desde los tiempos de Juan de la Pezuela y del posgrito en Lares, la edificación del Casino peninsular y del autonomista, el periodo de los Comevacas y Tiznaos, la Invasión Norteamericana (1898), la Destrucción / Incendio / y Restauración del Guayabal, los destrozos del Templo Católico por el Terremoto de 1918, la fragmentación de la vida pueblerina, misma que produce toda una serie de 'tipos / o personalidades 'pintorescas'», entre otras que se mencionan en su conversación con García Vera.

Un momento trágico para Puerto Rico, la invasión y la rendición de España en 1898, es recreado al modo del modernista español Ramón del Valle Inclán quien durante esos años de 1898, proponía salvar la ética para la estética: «La ética es lo fundamental de la estética». Jugando con estos elementos, López personifica muchas cosas que son inanimadas. La Casa de Doña Bisa está personificada como asunto de ética y comportamiento.

«¿Qué vamos a hacer con la ética que sea tan hermoso como esa casa? ¿Qué pueden hacer los pobres que, económica y culturalmente no son ni fueron tan afortunados ni educados como Doña Bisa y su esposo, el Juez Negrón, o ancestros de ambos? Estamos hablando sobre la cepa de Rodríguez Cabrero, último Alcalde español antes de la invasión, y alcalde que fue hermano de un gran poeta y valiente autonomista», continúa. «Siempre he imaginado a Luis Rodríguez Cabrero, con el temple y peculiaridades de Valle Inclán... Diría, por otro lado, que las imágenes del mártir Sebastian son las que personifico como cuerpo sintiente», agrega.

«El lenguaje de esa Casa de Doña Bisa es ético, como la estética valleinclana y, por tal razón, concluyo que la casa representará un lenguaje, la 'casa del lenguaje', heideggerianamente dicho, desde la cual se nombrarán las zonas esenciales de una ideología, sea la vivenciación de la pepinianidad o de la patria... Mas, en el experimento valleinclano de mi poema, lo que muy profundo es que la casa no es estructura, sino superestructura. Comportamiento. Si bien la casa es para proteger el cuerpo, en este caso, lo que protegerá son los comportamientos... Cuando mi intención es hablar del niño-Pepino o del Pepino-adulto, en cuanto estructura, u organismo vivo, lo simbolizar con otra cosa. ¡Con el cuerpo del mártir! Ese cuerpo del Santo es del que hablaré como cuerpo que contiene la integridad física y la belleza de los pepinianos, hombres y mujeres; pero es un cuerpo que puede ser vulnerado, castigado y asaeteado por las flechas del colonialismo y la maldad de otros, privada y sociopolíticamente... Lo que yo digo sobre Sebastián de Narbona, en mi poema, y por lo que lo personifico en términos de cuerpo capaz de sufrir y soportar, se relaciona a la idea de Michel Foucault; 'que lo biológico se refleja en lo político. Los humanos, en función del poder que los rige, se juegan la vida en la política': No es pues mi San Sebastián uno que ha de buscarse en templos. En realidad, yo lo busco en la historia, en la casa del lenguaje, en la Casa de la Etica, que es lo fundamental de la estética, y el símbolo de la Casa de la Etica y la Estética, en mi alquimia verbal, es la Casa de Doña Bisa».

A medida que se avanza por el contenido del poemario, que tiene una trayectoria cronológica, topamos con personajes, unos más conocidos que otros. Entre éstos, el duelero y viejo maestro masón Lino Guzmán, el poeta Moncho Lira (Ramón María Torres), Pascasio Lamourt, Rafael Mayol Navas (Rafa Te ví), el Caballero Don Primo (Lcdo. Victor Primo Martínez), el trovador revolucionario Carmelo Cruz, José Benigno Vientós, padre de Nilita, Don Narciso Rabell Cabrero, el comerciante e inventor Anacleto Arvelo (4-Esquinas), los zapateros Mayito y Don Ramón, el negro Atán, el poeta Herminio Méndez Pérez, la compositora María Juana Beníquez, Sandalio La Yegua, Don Aguedo Vargas Labaille, y Juanito Pana, el flautista, Pelo e' rata, una aclamada modista María Peregrina, el poeta nacionalista César G. Torres y otros. Destacaré en esta introducción algunos de estos nombres y mujeres, los menos conocidos por nuevas generaciones de pepinianos, y sobre el evento que se asocia a ellos. Veamos algunos.

Aurelio Méndez Martínez, hijo de Francisco Méndez Acevedo y Ana Martínez Pumarejo, hacendado de Hato Arriba (Pepino) fue preso por su dirigencia de la Junta El Porvenir, post la Heroica revuelta del Grito de Lares. El revolucionario pepiniano inspira a López su «Bendición a Don Aurelio Méndez Martínez». Como otros de sus hermanos involucrados en el Grito con su madre, terminó siendo desterrado a Santo Domingo.

En uno de los poemas, «Don Victor Primo medita sobre Pepe», López Dzur nos presenta la ojeriza mutua que se tenían el poeta aguadillano José de Diego, presidente de la Cámara de Delegados en 1910, y el político y abogado pepiniano, Víctor Primo Martínez González, quien recibió el título de Caballero la Orden Isabel La Católica del gobierno de España. Este es un poema gira sobre la Crisis del Presupuesto de 1910 en Puerto Rico y las opiniones que tenía Don Victor Primo sobre Luis Muñoz Rivera (ese mismo año, Comisionado Residente en Washington), el Dr. Jorge Celso Barbosa, padre del anexionismo y fundador del Partido Republicano.

De Diego y Victor Primo Martínez coincidían en su menosprecio político por Barbosa, aunque este Partido recibía el apoyo de los Gobernadores y de las clases ricas y profesionales, en aquella época de miseria. Martínez se gozaba en poner los dedos en las llagas de los autonomistas, anexionista y los diferendos en el seno del Partido de La Unión, donde De Diego representaba el ala independentista, crítica de las ambivalencias de Muñoz Rivera. La amistad entre De Diego y Martínez terminó tras la presunta escritura por Martínez de unas coplillas libelosas que, por poco, le cuestan el desaforo de los tribunales. En el poema hay una referencia al Partido Federal que, inicialmente, tuvo en su programa la incorporación a los EE.UU. (la estadidad) y a cómo los EE.UU., desde antes de la presidencia de William McKinley, asesinado por un anarquista, le obsedía la idea de comprar a Cuba y Puerto Rico como si fueran fincas cañeras.

No es éste el único poema que se incluye en su «Epica» sobre el Lcdo. Víctor P. Martínez González (n. el 9 de enero de 1873). Este fue uno de los fundadores del Partido Republicano local en 1900, junto con Agustín M. Font Feliú (alias Cheo Font). Víctor Primo se separó de ese partido y se hizo unionista y, más tarde, presidió el Comité Local del Partido Liberal, casi hasta su muerte. En el poema «Tu corazón generoso, don Primo», se presenta a su padre, Don Víctor Martínez Martínez, propietario español, casado con Secundina González Gómez. De las haciendas y comercios en San Sebastián, que éste poseyó, él y su hijo Don Primo Martínez González hicieron obsequios generosos de maderas para reconstruir el Pueblo tras el Fuego de Castañer.

Poco tiempo después de esta reconstrucción, ocurrió un asesinato en Pepino y el poeta toma el tema en «Asesinaron a Carmelo». Carmelo Cruz fue asesinado por su actividad de trovador político por un policía de apellido Graulau, en 1902, a quien llenaron de celos y encono por devaneos del señor Cruz con una señorita de la familia Scharrón. La etapa de pugnas entre unionistas del muñoriverismo y los republicanos es conocida en la historia puertorriqueña como las «Turbas» y se extendió de 1899 al 1906.

«Pepino en faldetas» es un poema que nos presenta como personajes a Juan Tomás Cabán Rosa, a quien Méndez Liciaga en su «Boceto histórico» (1925) describe como «un político de significación», «un líder a quien las masas seguían y en quienes tenían absoluta confianza», «un batallador, un combatiente formidable» que «en las amargas luchas políticas» conquistó «popularidad, nombre y prestigio». Gran lector y autodidacto, con apenas educación primaria, se identificó con los campesinos airados y hambrientos de 1898. Fue vocero y líder de las Partidas Sediciosas (o también llamado el movimiento de ‘comervacas y tiznaos’). Lo detractores de Cabá Rosa lo vierion como un orador de barricada, al final. Preso por sedición y delincuencia. El Alcalde Narciso Rabell Cabrero lo metió preso. No fue discrepancia en visión de ideaes, sino de los métodos para conseguirlo.

López Dzur dice que «el Pepino en faldetas» es algo más que una obra de teatro satírico ensayada en el Casino del Pepino, a principios del siglo XX. Fue un testimonio del Pepino inmaduro y bronco que Doña Bisa (María Luisa Rodríguez Rabell) rememoraba. Agrega que Narciso Rabell Cabrero (1873-1928), paleontólogo y político, en Pepino es uno de los «idealistas pioneros». Como toda su familia en tales decenios, elitista.

Pablo Emilio Rodríguez Cabrero, quien publicaba una revista en San Juan, titulada «Don Simplicio», en la que Luis Rodríguez Cabrero y él publicaban versos satítricos y habiendo conocido a Juan Cabán Rosa, el más importante organizador de las Partidas Sediciosas en San Sebastián, Moca, Camuy, Añasco y Lares, en 1898 y se burlaban de la larga trayectoria de Juanito, como orador de barricada y portavoz de ideas de violencia social y acratismo. En una ocasión, a Pablo Emilio le fue demandado por orden de La Fortaleza que se retractara de unos versos que le fueron censurados y éste, en su lugar, delante de sus censuradores y el Gobernador, rompió la orden, por lo que huyó a Saint Thomas antes de que se dictara una orden ejecutiva de aprehensión. Hecho como tales explican interiores de estos poemas épicos de López Dzur. En poemas como «Chilín, Getulio Echeandía y la democracia», «La generación irreverente» y «Era la mejor de todas», se ofrecen distintos sabores de actitudes generacionales.

El texto «Era la mejor de todas» es su homenaje a Marcianita Echeandía Font (1885-1968), farmacéutica, estudiante de leyes. Quien murió en la miseria, durmiendo sobre periódicos viejos, desheredada de su familia, con la sola compañía de perros y gatos, comiendo «mingalo» de fondas riopiedrenses que frecuentaba, tras llegar de New York. Fue una luchadora anticolonialista hasta su muerte. Una de las primeras sufragistas y feministas puertorriqueñas. Enseñó en escuelas y universidades de Nueva York. Identificada con Albizu Campos, es sujeta a persecusión por el FBI y se le excluye de enseñar en PR, lo que presumiblemente le llevaría a crisis depresivas y su triste muerte de una caída desde la escalinatas del Edificio de Humanidades de la UPR, quizás por el mal comer. Estudiaba leyes en la UPR a edad avanzada.

De otros dos personajes, contenidos en «Don Aguedo y Juanito Pana», el primero es una alusión a Aguedo Vargas Labaille, pepiniano que fundara una funeraria para pobres a principios de siglo y un Centro Espiritista; fabricó una «machina de caballitos», tallados en medera por ék para divertir a los niños durante las Fiestas del Patrón. Fabricaba ataúdes con cajas de ajo y casi los regalaba cuando moría gente pobre. Es uno de los personajes del Pepino más humanos y extraordinarios que el pueblo ha dado. Es el padre del abogado Celestino Vargas Harnández y del «Mano» Moisés.

En «Homenaje a Anacleto Arvelo / 4 Esquinas», el poeta nos presenta a otro de los pepinianos olvidados pero, genial y en su tiempo, muy querido. Anacleto Arvelo Alvarez, fallecido en 1952, fue más conocido como «Cuatro Esquinas» por sus cuatro tiendas en la Calle Piñero. Trajo a Pepino uno de los primeros automóviles. Seis meses antes de surgir la primera radioemisora en la isla de Puerto Rico fabricaba radios, sin batería, para la venta; también fue un químico autodidacto, con la habilidad de leer los idiomas inglés y francés. Fue un nacionalista albizuísta y se enojó porque no lo arrestaron en el '50. El triunfo del ELA le produjo una depresión y la muerte. Entre sus hijos, hay 3 empresarios, una bibliotecaria y un químico.

Hay en este poema una alusión a las ‘banderas Negras’, símbolo de simpatía por los nacionalistas. Lolo Puya (Leopoldo Hernández) fue en la década del 1950 / de represión contra el nacionalismo / un conocido chota o acusador político. Y otra a Montgomery Really (alias ‘Moncho Reyes’), impopular Gobernador norteamericano de la isla en el decenio de 1920.

Otro célebre compueblano del que López Dzur hace distinciones amorosas e identificatorias es Herminio Méndez Pérez, nacido en el barrio Pozas, de San Sebastián, el 25 de abril de 1876 y fallecido el 25 de noviembre de 1964. A él dedica el largo «Romance de Herminio Méndez Pérez».

De Méndez Pérez, se sabe que conoció a Ramón María Torres, apodado Moncho La Lira. Al igual es sabido que, al ocurrir la Invasión Americana de 1898, es becado y enviado a Harvard, donde se diploma de Español y Gramática Española. Allá, como compañera de estudio, conoce a Camelia Santoni Rodríguez, con quien terminará casándose y teniendo 8 hijos, el mayor de los cuales se suicidó, al perder a ambos padres. También fue muy amigo de los hermanos Andrés y Manuel Méndez Liciaga. Don Andrés en su «Boceto histórico del Pepino» lo destaca entre los intelectuales de talento y maestros del Pepino, antes de 1925.

Los Santoni-Rodríguez provenían de una cepa de inmigrantes de Córcega (Italia), establecida en el centro-oeste de la Isla, incluyendo Utuado. Establecieron una agencia de préstamos en Utuado y Arecibo. Miguel y Félix Santoni Rodriguez destacaron como abogados. El primero también operó una cadena de teatros en Arecibo y presidió la Asociacion de Hoteles en San Juan. Juan («Tati») Santoni fundó un banco y, con su hermano Arístides, fue exitoso en el ramo de los seguros de vida.

A peser de su educación en Harvard y diez años de servicio como maestro rural, tuvo una crisis existencial, en parte, debida a la transformación acelerada que observó vigente en Puerto Rico, debido al cambio de valores culturales, la extranjerización y el materialismo que avanzara con el siglo y que se intensificara con el flujo de capital tras la fundación el Partido Unión Republicana en 1932 y los proyectos de la PRERA. El PUR y la Alianza serán las organizaciones que radicalizarán la lucha política en Puerto Rico, sofocando al Partido Nacionalista y enfrentándolo a dos tendencias: el anexionismo y el autonomismo asimilista. Méndez tenía un carácter bohemio y divertido, apasionadamente patriótico, que cambiaría en la medida que la violencia política cundió (Masacre de Ponce a mediados del '30), la Revuelta Nacionalista del '50 y la derrama de capital estadounidense en Puerto Rico, creándose un marco de hedonismo y capitalismo financiero, el que algún modo HMP vio representado en la familia de su esposa, su primera esposa, Camelia Santoni Rodríguez. La crisis repercute en el seno de su hogar. Por necesidad económica, Méndez escribe discursos para el barbosismo anexionista, o en favor del ideal que no comparte. Es un sobreviviente anónimo y pragmático.

Uno de sus hijos, a la edad de 18 años, al morir ambos padres, se suicidó. Sensible, como su HMP, tenía talentos para la pintura. En el tercer intento suicida, cumplió la premonición de que tal sería su destino, dejándolo plasmado en un cuadro que se exhibía en un banco arecibeño. Otro de sus hijos, César Mendez Santoni, admirador de su padre, recitaba sus poemas de éste a sus amigos de juventud y fue un campeón nacional de tiro al blanco con rifle. «Sus puntuaciones fueron las más altas que las nacionales, pero su humildad no le permitia competir fuera de Puerto Rico».

De los personajes y familias de los albores del siglo XX en Pepino (y éstos realmente fascinan al poeta) «Rafa-Te Ví», alias de Rafael Mayol Navas, a quien dedica un poema con el mismo nombre. Su poema sobre «Rafa Teví» se construye sobre la misma leyenda con que Pepino, generacionalmente, ha querido explicarse las maniáticas reacciones de Rafael Mayol, o su su curiosa reacción paranoica al oír 'visto', en el modo insinuante de «Rafa-Te-Ví». Al escuchar ésto, según destaca el poema, al «ser provocado175, echaba «insultos / sucios, execrables, canallescos», «ruidosas rabietas» y pedradas.

Aunque en el pueblo se perdió la certeza de cual entre las hermanas Navas Iriarte fue la que se cayó desde un segundo piso, al bajar en huída por una escalera, ante el inminente ataque de una partida sediciosa, que se dirigía a quemar su casa, el hecho es que Rafael Mayol nació prematuramente con algún trauma.

Don Guillermo Mayol Castañer, mencionado en una décima de castigo de las Partidas Sediciosas en 1898, sufrió la quema de su residencia, y se casó el 26 de octubre de 1896 con Rita A. Navas Iriarte, hija del Dr. Antonio Navas Fraille. Su hermana María Luisa Navas Iriarte, casada a los 21 años con Juan Mayol, el 16 de marzo de 1890, permaneció en Pepino, con su hijo Antonio Mayol (n. 1895), al cabo del tiempo, comerciante, líder cívico, fundador y asambleísta del Partido Popular Demócratico en Pepino y, desde siempre, persona muy querida en el Pueblo,

Otros primos de Antonio son María Mayol, una de las primeras mujeres pepinianas en ocupar un cargo público, al ser electa por el Partido Liberal, el 8 de noviembre de 1932, como asambleísta municipal en la administración alcaldicia de Manuel Méndez Liciaga y el mentado Rafa Te Ví (n. 1898).

López Dzur ejemplifica el concepto de ‘leyenda’ (del que no queda exenta su épica) con la pervivencia simbólica de la historia de que «Rafaelito aún ya adulto es la víctimas principal del drama de 1898, donde la mujer inocente que huye ante una quema, arrastra como víctima a otro inocente, el hijo por nacer». Sin embargo, lo que el pueblo se antija a creer, lo que las décimas hicieron leyenda, puede que difiera en uno o más detalles de lo que sucedió realmente, mas no sustancialmente. En la tradición contada por la familia Mayol-Navas y Mayol Castañer se cuenta que «Rafael Mayol Navas era hijo único de Pilar Navas Iriarte» y que quien se cayó de la escalera fue una hermana de ésta (Rita Andrea). Por esta razón, la señora Rita Irizarry de Franklin, la nieta, en carta del 24 de enero del 2011, escribe que aunque «Pilar fue la que sufrio la caida», la casa que iría quemarse fue «la casa de mi abuela Rita Andrea». Gracias a la carta de la nieta, sabemos que Rafael no era hermano de Antonio Mayol Navas. sino que Antonio fue hijo de Maria Navas Iriarte. «Tres hermanas Navas Iriarte, Rita, Maria y Pilar, fueron casadas en San Sebastian con tres hermanos Mayol Castaner, Guillermo, Juan y Jose, de Soller, Mallorca».

Aurelio Méndez Martínez, hijo de Francisco Méndez Acevedo y Ana Martínez Pumarejo, hacendado de Hato Arriba (Pepino) quien fue preso por su dirigencia de la Junta El Porvenir, post la Heroica revuelta del Grito de Lares. El revolucionario pepiniano inspira a López su «Bendición a Don Aurelio Méndez Martínez». Como otros de sus hermanos involucrados en el Grito con su madre, fue desterrado a Santo Domingo.

En «La generación irreverente», poema que dedica a Marcianita Echeandía Font y Luisa Bottari Rico, hay una mención a Chilín Echeandía Font, hermano de la primera y novio de la segunda, en algún momento de su vda, llegó a matar a un hombre en San Sebastián; se convirtió en un delincuente, miembro del hampa en New York, después de cumplir prisión en PR, murió abaleado por la policía, su hermana Marcianita fue una «rebelde», pero con «causa» y murió en la msieria y perseguida; Luisa Bottari Rico fue otra «rebelde», incomprendida, pero llena de energía e irreverencia. Esos son los pepinianos, en cuya negatividad, hay karma (líbido desorganizada), belleza y misterio.

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